Performance audiovisual que trata de los límites que nos imponemos en la cotidianeidad de nuestras vidas y a menudo son sólo una percepción engañosa. El tratamiento gira entorno a un individuo dentro del escenario (Karina Terán) el cual ve su imagen en reflejo en forma de partículas las cuales se van desvaneciendo a medida que ella trata de alcanzarlas y a medida que ella se aleja estas partículas vuelven a reagruparse para seguir formando su reflejo.
La realización se crea mediante una cámara que registra su imagen, su posición y sus movimientos, así mismo estos movimientos crean un ambiente sonoro, y gracias a un proyector, se muestra la imagen de su reflejo.

Durante la historia de la humanidad, el concepto de los límites a sido transgredido en diversos momentos; podría decirse que los límites son una imposición teórica dada por el momento cultural de la humanidad.
En cuanto se da la ruptura de un límite previo, se modifica la percepción sobre nuestras capacidades, ya sea en un evento deportivo o con una nueva teoría de astrofísica, con innovaciones tecnológicas o el descubrimiento de nuevas especies. Un sinfín de barreras se transgreden haciendo de nuestro entorno un universo en constante evolución.